UN DIA MUY ESPECIAL EN ISLA VICTORIA

UN DIA MUY ESPECIAL EN ISLA VICTORIA

Buenos días! Ya les conté y mostré Bariloche en muchas versiones, tuve la suerte de ir varias veces (y espero continuar mucho más) pero una sóla vez logré visitar Isla Victoria: la famosa isla ubicada en el lago Nahuel Huapi, en la provincia de Neuquén, en la Patagonia Argentina. Tiene una superficie total de 31 km², que se encuentran desde 1934 protegidos por el Parque Nacional Nahuel Huapi.
La isla Victoria está dividida en tres áreas: dos intangibles y una, central, que puede ser visitada por los turistas. Y ésa es la que visité de más está aclarar.


Les cuento en orden cronológico cómo empezó ese día: nos buscaron en la ciudad nada menos que en un auto antiguo: un Valiant en el que hicimos el recorrido hasta embarcar (así que ese día viví varias cosas por primera y hasta ahora, única vez).
En un stop sorpresa en el camino tuvimos a orillas del Nahuel Huapi una degustación de chocolates Premium: tratando de adivinar los ingredientes secretos de cada uno (tanto comer chocolate, de poco me sirvió, solo acerté de una en el que tenía sal).


Finalmente el divino Valiant de varias décadas atrás nos dejó listos para embarcar: en este yate o crucero realmente si les digo la diferencia les miento, así que prefiero que algún genio de la náutica me lo aclare, en el que navegamos hasta arribar a la Isla.

Cuando uno llega finalmente a la isla, tiene opción de comer en su restaurante que por lo que sé, es caro y no vale la pena.


Por suerte para nosotros, Nahuel, el ideólogo y hacedor de este día junto con Alchemy DMC, después de un mini trekking por la isla que vale la pena entre tanta vegetación, nos esperaba a orillas del lago con una sorpresa imperdible: un almuerzo gourmet y de lujo con chef ao vivo….. que ven en las fotos: chef, campeona de hockey (sigue jugando al día de hoy) y una mujer querible y aguerrida por donde se la mire.


Ya a esa altura, comiendo con los pies literalmente adentro del lago… con Coco ya estábamos más que hechos con la aventura, cuando sentimos música de violín y de las aguas surge el violinista (no en el tejado, sino en el lago) a deslumbrarnos con una serenata.


Un día completo y único al que no le faltó ningún ingrediente.
Conclusión: una vez en la vida visiten Isla Victoria (muchas veces sería todavía mejor).

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