El año pasado estuve en Chile y me invitaron a pasar unas noches en Viña Vik, un hotel boutique con viñedos propios en Millahue, San Vicente de Tagua, zona denominada por los indígenas “el lugar de oro” por su naturaleza, belleza, diversidad y por el oro de la zona; aproximadamente a una hora y media en auto desde Santiago de Chile.
El hotel es increíble, cuenta con 22 suites, cada una de ellas temáticas, ninguna es igual a otra: acá les muestro algunos detalles de ambientación de algunas de ellas como la Hollywood y la Rock n¨ Río. Todo en este hotel, del noruego Alexander Vik, está pensado al detalle y es como hospedarse adentro de una galería de arte.
No hay un sólo objeto que no tenga un diseño exclusivo, con materiales premium y demostrando que el estilo ecléctico puede generar un efecto imponente!
No pude parar de observar cada detalle; acá les dejo una mesa toda hecha por dentro con carreteles de hilo de todos los colores. Creo que las fotos las saqué para algún día en mi vida poder hacer una igual para mi casa!
Al estar alejado de cualquier otro punto de interés, todo transcurre en el hotel…. Y menos mal que es así porque no alcanzan los días para todo lo que hay por hacer y descubrir!
La comida es excelente, a cargo del chef Rodrigo Acuña Bravo, y todo acompañado por los vinos de la propia bodega, que uno visita (está algo alejada del hotel, se suele ir con los guías en auto). … No hay que dejar de probar el vino más emblemático: VIK 2012! Ganador de varios premios! El winemaker de la bodega es el reconocido Cristian Vallejo.
Como si todo esto fuera poco, hay que gozar de la súper experiencia del wine spa: un spa de vino holístico con todas las opciones de vino terapia que uno pueda imaginar.
Otra cosa para disfrutar desde el hotel es la vista panorámica de 360 grados sobre las vides, los valles, bosques y montañas, con la majestuosa Cordillera de los Andes a lo lejos.
Yo fui en el pleno invierno, y si bien no tuve la valentía de sumergirme, no pude evitar admirar a diario la piscina infinity de granito natural.
Disfruté enormemente del jardín zen, lleno de flores, con su techo dorado de fondo. Da placer simplemente sentarse a respirar (y por qué no hacerle honor y meditar) o simplemente leer, observar y dejarse impregnar por la atmósfera.
Cuando uno ya se siente lo suficientemente descansado, hay a disposición caballos para ir a cabalgar por el viñedo y sus alrededores.
Una experiencia sensorial amplia: todos los sentidos estimulados en Vik Chile!
Tip: plan día zapatillas glitter, noche …. Definitivamente tacos!
